En el ámbito empresarial, la protección de la información interna es una necesidad crucial. Las empresas cuentan con datos de valor que, si son compartidos con terceros o utilizados indebidamente, podrían causarles graves perjuicios. Aquí es donde los acuerdos de confidencialidad entran en juego como herramientas fundamentales para resguardar información sensible. Estos acuerdos son viables y recomendables al momento de contratar personal, ya que permiten proteger información de carácter empresarial, financiera, comercial y cualquier otro dato relevante que deba permanecer bajo resguardo.
El alcance de un acuerdo de confidencialidad con los trabajadores
Un acuerdo de confidencialidad eficaz puede cubrir una amplia variedad de información. Las estrategias empresariales, actividades comerciales, bases de datos de proveedores y listados de clientes son solo algunos de los ejemplos de datos que deben ser protegidos. Además, aspectos como procesos administrativos, documentos financieros, protocolos internos y planes de expansión forman parte de la información corporativa que requiere un tratamiento reservado. La finalidad de estos acuerdos es evitar que los trabajadores, tanto durante la relación laboral como después de su finalización, puedan hacer uso indebido de información que les fue confiada en el curso de su trabajo.
Los riesgos de no contar con un acuerdo de confidencialidad
No tener un acuerdo de confidencialidad sólido en la empresa puede acarrear riesgos significativos. Durante la relación laboral, el trabajador tiene acceso a una amplia cantidad de datos e información que, sin las restricciones adecuadas, podría ser utilizada en beneficio propio o incluso compartida con la competencia. Este riesgo se incrementa al término de la relación laboral, ya que el empleado podría llevarse consigo información valiosa y potencialmente perjudicial para la empresa.
Sin un acuerdo específico, la empresa se encuentra desprotegida frente a posibles revelaciones de información confidencial. Esto no solo amenaza la estabilidad del negocio, sino que también puede repercutir negativamente en la competitividad y reputación de la compañía. Por esta razón, es fundamental contar con un documento sólido que establezca claramente los alcances y limitaciones para el trabajador respecto al manejo de información reservada.
El acuerdo de confidencialidad como documento independiente
Un aspecto importante a tener en cuenta es que el acuerdo de confidencialidad debe formalizarse en un documento independiente al contrato laboral. Este tipo de acuerdo no se circunscribe al derecho laboral exclusivamente, sino que tiene características híbridas con el derecho comercial. Incluirlo dentro del contrato de trabajo podría generar confusiones en cuanto a su naturaleza y alcance legal. Por ello, resulta esencial que este documento se presente de manera separada, permitiendo así una regulación más precisa de la confidencialidad y el tratamiento de la información sensible.
Las empresas deben tomar la iniciativa y crear acuerdos de confidencialidad sólidos y responsables. Este paso es vital para proteger su información, garantizar que los datos confidenciales no sean revelados o utilizados en detrimento de los intereses de la organización. La elaboración de estos acuerdos no debe tomarse a la ligera; deben ser redactados con claridad y precisión, especificando los datos protegidos, los periodos de duración y las consecuencias ante cualquier incumplimiento.
La asesoría legal adecuada es clave en este proceso. Los acuerdos de confidencialidad bien estructurados otorgan a las empresas la tranquilidad de saber que su información estará protegida, estableciendo una base jurídica firme para actuar en caso de incumplimiento.

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